Julia Pontés es una artista investigadora, fotógrafa y activista brasilera-argentina. Su obra se focaliza principalmente en las exploraciones y el extractivismo minero en Brasil. Se encuentra profundamente comprometida con las comunidades afectadas por estas prácticas, con quienes desarrolló fuertes lazos. Actualmente es miembro del grupo de investigadores Brasileros que estudian el impacto minero en su país.

Julia se vale del performance, video, fotografía y otros medios tales como instalación y escultura en su práctica. Pontés explora medios digitales y analógicos, frecuentemente expandiendo los límites del medio mismo, ya que varias de sus imágenes aéreas han sido producidas con una cámara de gran formato adaptada.

Su recorrido visual de la minería en Brasil, realizado mayormente en el estado de Minas Gerais con la colaboración de un piloto, ha sido reconocido por el “Planetary health Alliance” de la Universidad de Harvard, Visura y NYFA. Ha sido a su vez publicada por Bloomberg Businessweek, Geo Magazine, Musée Magazine y Zone Zero. En Brasil por el portal Globo G1, Plurale, O Tempo, Estado de Minas, Folha y Midia Ninja. En el 2020 fue acreedora de un premio por el fondo de emergencia de National Geographic para documentar los efectos de la pandemia en comunidades mineras.

Su obra ha sido expuesta individual y colectivamente en EE.UU, Argentina, España, Portugal, Alemania y Brasil. Se encuentra actualmente exhibida en el museo de Ecología y Escultura en Sao Paolo.

Julia tiene una especialización en derecho y economía en la Universidad Torcuato di Tella de Argentina, en el International Center of Photography de Nueva York y en la actualidad se encuentra ad portas de graduarse del MFA de la universidad de Columbia en NY.

La actividad minera se encuentra tan profundamente enraizada en el estado en el que nací que se encuentra incluido en su mismo nombre, corre en las venas de su gente, incluyéndome a mi.

Por cerca de 50 años, mi familia ha gravitado alrededor de la industria metalera, siendo mi madre la primera mujer en dirigir una planta de hierro en mi lugar de origen. Irónicamente, sufrimos de una enfermedad genética que nos previene de procesar el hierro en nuestros cuerpos, lo que hace que se acumule en niveles excesivos.

Alejarme de mi tierra me ha permitido desarrollar cierta distancia y generar una visión crítica del mundo en el que crecí.

Desde el 2014 he trabajado extensamente conduciendo un inventario de compañías mineras y sus depósitos de residuos, he sido testigo la devastación absoluta del medio ambiente y las comunidades que lo rodean. He desarrollado un vínculo visceral con esa tierra, como si fuera una con ella; cada tajo abierto se siente como una herida propia.

En mi obra, a la que denomino, “arte investigativo”, fusiono técnicas periodísticas con mis conocimientos previos en derecho y economía, con investigación académica y mi práctica artística para poder darle una luz a esta situación conmovedora.